domingo, 2 de octubre de 2011

Los armadores introducen en el mercado una nueva especie antes descartada

Los armadores vigueses introducirán en el mercado una nueva especie de crustáceo el próximo 5 de octubre, coincidiendo su debú oficial con las fiestas patronales de San Froilán en Lugo. La langostilla, con evidentes similitudes con la cigala y más aún con una langosta, es una especie que se captura de forma incidental en aguas de Gran Sol y que hasta la fecha era solo un descarte, al no disponer de cupos de captura sobre los ejemplares. Antes conocida como munida, esta especie es el penúltimo intento de los armadores vigueses de poner en valor productos no comercializados y que, vista su abundancia, podrían formar parte del vademécum pesquero.


Esta campaña promocional en Lugo es fruto de los informes que los armadores vigueses acreditaron ante la Comisión Europea, que incluían hasta cinco especies nuevas. El FROM y el Fondo Europeo de la Pesca pagan parte de la campaña. Los empresarios habían propuesto al Ejecutivo comunitario que al menos cinco especies de pescados y crustáceos que ahora son solo descartes -es decir, cuya captura incidental obliga a los pesqueros a devolverlos al mar por no estar autorizada su comercialización- pudiesen ser utilizadas en distintas industrias, como la farmacéutica o la médica, la alimentaria, la química o para su consumo directo, como es el caso de la langostilla. El aprovechamiento de la langostilla, el patexo y el reloj plateado, se orientan al consumo humano, en tanto que el carnavalito y el músico serían interesantes como cebos, harinas, aceites o en la industria química.

Las jornadas técnicas abordarán las nuevas tendencias de los consumidores

La degustación del pescado marujito, organizada por la Asociación Nacional de Armadores de Buques Congeladores de Pesca de Merluza (Anamer), adscrita a la Cooperativa de Armadores de Vigo, colapsó ayer el vestíbulo del Palacio de Congresos de Gijón.


Pese a su nombre, no tiene nada que ver con folclórica alguna. El marujito se llama en realidad Patagonotothen ramsayi , pero los pescadores que comenzaron a encontrárselo en las aguas del Atlántico sudoccidental le pusieron su actual apelativo cada vez que llegaba a sus redes con un “vaya, ha entrado marujito ”. Le colgaron ese mote porque, al tratarse de una especie desconocida, se descartaba y no dejaba de ser un estorbo a la hora de echar mano a piezas más codiciadas, pero todo cambió cuando hace siete años la Asociación Nacional de Armadores de Buques Congeladores de Pesca de Merluza (Anamer) inició una investigación en torno a aquel intruso reincidente y acabó conviniendo que aquel pescado no sólo era comestible sino que, además, tenía buen sabor.

Lo cuenta Jorge Romón, director de proyectos de la Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo (entidad que engloba a Anamer), que estuvo estos días en Gijón para promocionar en el marco de Agropec a tan pintoresco animal. “A la hora de darlo a conocer, pensamos que el nombre de marujito tenía enganche y permitía que la gente lo recordara fácilmente”. La campaña, explica, arranca en la villa de Jovellanos y, con financiación del FROM y del Fondo Europeo de la Pesca, pretende recorrer buena parte de España iniciando a los ciudadanos en la degustación de un pez hasta ahora desconocido para el gran público. Es, en realidad, la segunda fase de una promoción que se desarrolló el año pasado y que tuvo como destinatarios a los comercializadores.

El marujito se pesca frente a las costas de Brasil y Uruguay, en aguas internacionales, y tiene, según Romón, “un sabor parecido al de la lubina, aunque salvando las distancias”. De hecho, cuenta que los pescadores gallegos lo bautizaron también como robalito (la lubina se llama robaliza en la lengua de Rosalía), y los responsables de la campaña señalan que también guarda similitudes, en cuanto a forma y sabor, con la faneca o el salmonete. Aunque en España era prácticamente desconocido hasta ahora, sí se había hecho un hueco en el mercado internacional, “sobre todo en los países de Europa del Este”. Es, resumiendo, “un pescado blanco de carne muy compacta” cuyo consumo resulta “alimenticio y saludable” y que “se puede cocinar entero tal cual viene del buque o bien en rodajas o fileteado”. El peso de la pieza oscila entre los 140 y los 250 gramos y su versatilidad hace que se preste “perfectamente” como ingrediente principal “en muchas de las recetas tradicionales de pescado de la gastronomía española”. Para demostrarlo, en Agropec se distribuía un folleto con sugerencias culinarias.

Como se ha dicho, el marujito aún no goza de mucho predicamento en las pescaderías españolas, pero Romón explica que “cualquier pescadero al que se le solicite sabrá dónde encontrarlo, porque las piezas salen del puerto de Vigo, que es uno de los principales proveedores de España”. Quienes deseen aventurarse, pueden probar a partir del martes. El marujito anda buscando paladares que lo degusten.

Se nota que  la gente no tiene ni idea, puesto que la lubina, la faneca y el salmonete no se parecen nada entre sí, y menos en el sabor. Es como aquel jugador brasileño que vino a jugar al Deportivo. Se llamaba Renaldo, y decía que era una mezcla entre Romario y Ronaldo, y se quedó tan ancho. Resultó ser un tipo de 1,60 mts. y 50 kilos. Claro que fracasó. No se asomaba ni a un taco de la bota de ellos dos.

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