Las obras de relleno que se desarrollaron en las playas de Orzán y Riazor |
El catedrático de Geodinámica Vidal Romaní lo tiene claro: el problema en las playas es que se echó menos arena de la que se debería. Esta es la principal conclusión que expone en un informe sobre la seguridad en los arenales que había elaborado cuando se hizo el relleno
Surfistas, socorristas y técnicos de diversos ámbitos habían alertado del cambio en las aguas de las playas de Riazor y Orzán que ocasionó el último relleno de arena. Un informe elaborado por el catedrático de Geodinámica de la Universidad Juan Ramón Vidal Romaní cuando se realizaron obras del relleno y, antes de la última tragedia, concluye que el problema está en que, cuando se hizo el relleno, no se echó suficiente arena, es decir, que el error no fue por exceso, sino por defecto.
Vidal Romaní, al que el partido Unión Coruñesa había encargado este informe sobre la seguridad en las playas, asegura que tanto el Orzán como Riazor carecen de suficiente espacio para que la arena se mueva y se distribuya uniformemente y que eso es, precisamente, lo que hace que se formen bruscos cambios de profundidad. "El problema principal es que se le ha ganado espacio a la playa para construir estructuras como el paseo marítimo y el parking subterráneo de Riazor. Se pretendió reconstruir la playa echando arena, pero echaron la mínima. En realidad, no se trata de playas normales, porque no hay espacio suficiente para que se mueva la arena", explica el profesor.
Esta situación es especialmente grave debido a la frecuencia con la que los temporales azotan la costa de la ciudad, momentos en los que más patente se hace la falta de espacio para el movimiento de arena de la que habla el catedrático. "Cada vez que hay temporal, toda la arena se acumula contra la muralla. En condiciones normales, llegaría hasta donde está la ciudad", comenta Vidal Romaní.
El experto en geodinámica opina que la solución lógica al problema sería "hacer una playa más grande", algo que, puesto que es imposible desmantelar todo el espacio urbano ganado al mar, solo puede conseguirse añadiendo todavía más arena. El catedrático expone que la principal dificultad para ello radica en el alto coste de las obras de relleno en la playa, difícil de asumir en una época de crisis y austeridad como la actual.
Aunque cree que un nuevo añadido de arena sería lo más eficaz, Vidal Romaní también menciona como posible solución la que ya habían comentado ingenieros y arquitectos tras los temporales que causaron destrozos en la balaustrada del paseo marítimo y la que esos mismos profesionales repitieron tras la trágica muerte del estudiante y de los tres policías que trataron de rescatarlo: la de construir una escollera que provoque que las olas pierdan fuerza antes de llegar a la costa. "Una escollera sumergida haría que las olas llegaran debilitadas", comenta el profesor de la Universidad.
La Junta Local de Protección Civil no trató el tema del relleno de la playa en su última reunión, la primera que mantiene en 28 años; aunque el primer teniente de alcalde, Julio Flores, avanzó que el Ayuntamiento preguntará a la Dirección General de Costas acerca de la posibilidad de que las obras realizadas conlleven un peligro adicional en los arenales.
La Dirección General de Costas mostró su disposición a colaborar con el Concello y responder a sus preguntas, aunque aseguró que mezclar una tragedia como la ocurrida en el Orzán con una obra como el relleno "no tiene sentido".
Hay que ver como se pueden hacer informes de algo que se desconoce.
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