La cooperativa de armadores mueve cada año más de 300.000 unidades que solo pueden utilizarse dentro del recinto pesquero |
La Cooperativa de Armadores de Vigo pierde cada año un promedio de 20.000 cajas de plástico para el almacenamiento de pescado. La picaresca de muchos usuarios del área portuaria le cuesta a los armadores unas pérdidas de más de 240.000 euros. Para paliar este problema, este colectivo ha realizado una inversión de 150.000 euros para implantar microchips en cada una de las 300.000 cajas que mueven cada año.
A los compradores de la lonja se les obliga a pasar por un arco detector para salir del puerto. Si lo hacen con una bandeja sin autorización previa, el sistema de control hace de manera automática una fotografía del vehículo, que la cooperativa aporta como prueba a la hora de formalizar una denuncia.
En cada bandeja está expresa la prohibición de sacarlas fuera |
El sistema, que actualmente está en fase de implantación, se activa fuera del horario laboral de los vigilantes, que centran su trabajo desde las cuatro de la madrugada hasta las once de la mañana, momentos en los que se registra la mayor actividad comercial en la lonja, cuando sale el pescado para su venta en los mercados.
Fuera de esos horarios, les sería muy costoso mantener un servicio de vigilantes, por lo que han apostado por este sistema de microchip. De esta manera quieren luchar contra la apropiación indebida de las cajas, una lacra demasiado frecuente y que lastra su economía, según asegura el gerente de la cooperativa, Reinaldo Iglesias, que ayer intervino como testigo en un juicio por el hurto de 362 unidades.
Teóricamente estas cajas solo se pueden utilizar dentro del propio recinto portuario. Sirven para trasladar el pescado desde que se descarga en las embarcaciones y hasta el momento de la misma subasta. Para sacarlas fuera del puerto, los mayoristas deben hacerlo en cajas de su propiedad. La cooperativa ofrece la posibilidad de llevarse las cajas, pero siempre que los usuarios aporten una fianza y paguen un alquiler por ellas. Todas están marcadas como propiedad del puerto de Vigo. El problema es que muchos usuarios se las llevan de manera ilegal, burlando los controles de vigilancia de la cooperativa. Luego aparecen a cientos de kilómetros de distancia, en mercados de otras provincias o de Portugal. Arvi ha denunciado esta costumbre en numerosas ocasiones. Normalmente se dilucidan en juicios de faltas, puesto que el valor de los hurtos no suele superar los 400 euros.
Ayer se celebró en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo una vista por un delito de hurto en la que comparecieron como acusados un mayorista y un transportista a quienes los vigilantes les requisaron un total de 362 cajas de pescado que estaban sacando sin permiso del recinto pesquero. La acusación particular solicitó un año de prisión y la fiscala cinco meses para cada uno. Los abogados reclamaron su absolución. Al transportista por no ser responsable de la mercancía y al mayorista porque afirmó que tenía intención de devolverlas y por el «consentimiento expreso durante los últimos años».
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