Celestino Pérez, presidente de la asociación de pescadores Las mestas del Narcea |
Celestino Pérez ha pasado los últimos 20 años tratando de “conjugar los intereses de los pescadores con la implantación de medidas conservacionistas que garanticen a las próximas generaciones puedan seguir disfrutando de la pesca”. Lo ha hecho al frente de la sociedad Las mestas del Narcea, cuya presidencia abandonará tras la asamblea de hoy, víspera del inicio de la temporada.
¿Cómo valora la normativa? Estamos a la expectativa y con prudencia de lo que pueda ocurrir con la temporada, porque se ha dado un giro de 180 grados con respecto a las normativas anteriores, tendentes a la conservación y protección de los salmónidos. En cambio, esta nueva normativa retrocede en el tiempo.
Vamos a pescar con unas condiciones muy parecidas a las de hace 30 años, cuando ahora las poblaciones de salmones son más escasas y somos más pescadores. La incógnita está además en saber que retorno habrá, si habrá abundancia de salmones o no y si hay pocos en saber si esta normativa no será lesiva. Es una normativa que puede ser un arma de doble filo, que se vuelva en contra de los pescadores, ya que si las poblaciones siguen descendiendo traerá consecuencias restrictivas. El tiempo dirá si la normativa es buena o mala, pero a priori parece inadecuada.
¿Cuál era la apuesta de Las mestas del Narcea? Hubiéramos apostado por el establecimiento de un cupo por río que pusiera límite a las capturas en un intento de hacer prevalecer el mayor número de salmones en el río para completar el ciclo biológico y favorecer a las poblaciones. Al llegar a ese cupo o bien se cerraría la temporada o se podría seguir pescando sin muerte.
¿Cuál es el problema del salmón? Son múltiples y de distinta índole. Algunos, como la pesca con arrastreros son de carácter internacional y tienen más difícil solución. Otros en cambio son de carácter más local que nos afectan de forma directa y sobre los que se debe actuar de manera inmediata. No hacerlo sería una irresponsabilidad de nuestros gobernantes.
¿De qué manera debería abordarse el asunto? Habría que elaborar un plan de gestión del salmón que de verdad garantice la subsistencia de la especie, en el que todos los implicados estén de acuerdo y que se ponga en marcha más bien pronto que tarde, porque me temo que se está perdiendo un tiempo precioso para salvaguardar las poblaciones de salmón atlántico en Asturias. Lo importante en marcar una trayectoria y pensar que es la adecuada para salvaguardar las poblaciones de salmónidos. Andar pegando bandazos con las normativas muestra la espiral en la que los políticos se mueven todos los años con la pesca. Parece que la única manera de acometer medidas de cara a la opinión pública que tengan cierta repercusión siempre es sobre los mismos, los pescadores, y las medidas fáciles, sobre la normativa.
El pasado año se habló del efecto negativo de las restricciones para la economía de la ribera… La economía de las zonas se reactivaría y volvería a haber gente si los ríos estuvieran llenos de salmones y truchas.Hay que luchar por eso.
¿La venta del salmón ayudaría en ese sentido ? Vender esa idea es una cortina de humo. La ley de pesca lo prohíbe y su cambio debe pasar por trámite parlamentario. Además, si nos posicionamos a favor de comercializarlo perdemos legitimidad para exigir a los países comunitarios que todavía pescan profesionalmente en alta mar que dejen de hacerlo.
¿En qué medida han podido afectar a los cauces las últimas riadas? Es posible que las riadas hayan dado al traste con el desove natural en el río, de ahí la importancia que tienen la ayuda de las repoblaciones artificiales que hacemos para compensar de alguna manera este tipo de desgracias. Las repoblaciones artificiales no tienen que suplantar nunca al desove natural, sino complementarlo. Tratar de recuperar la poblaciones de salmónidos por su sobre pesca con repoblaciones artificiales es un error de bulto.
¿Cuál es su postura respecto al presunto fraude del ‘campanu’ de 2011? No hacer nada o decir que no se diría nada ante un supuesto fraude del ‘campanu’ es una irresponsabilidad que evidencia la poca catadura moral de algunos individuos. La subasta debe estar libre de toda duda. Es un premio de los pescadores y los asturianos han sabido darse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario