La nueva normativa introduce cambios que permiten pescar todos los días de la temporada, excepto los jueves, lo que representa 118 días hábiles frente a los 55 de 2010. El reglamento de esta campaña permite a cada pescador un máximo de dos capturas de salmones a la semana, un total de 38 salmones hasta el 31 de julio. En 2010 el límite por pescador fue de tres capturas.
Faez, que ha pescado en todos los ríos de la cornisa cantábrica, considera que «no porque puedas pescar dos salmones a la semana significa que vayas a hacerlo porque no puedes, como mucho pescas uno o dos por temporada». Además, explica que con los sorteos que se realizan en cada pozo para fijar el turno de pesca es difícil tener la oportunidad de pescar uno.
Lo que cuestiona Faez es para qué sirven todas las disposiciones legales si cuando se cierra la temporada «hay gente en los ríos con fusiles o redando y sacan 50 salmones de una vez». El pescador de «Las Mestas» cree que sería mejor vigilar las zonas donde se sabe que están los furtivos. Afirma que la guardería hace lo que puede, pero que están saturados. Por ello, estima necesario que se permita la pesca sin muerte. «De esa forma, los ríos estarían siempre vigilados; mientras están los pescadores, el río está protegido», opina.
Además, Faez declara que para un pescador de verdad es muy gratificante la pesca sin muerte. «Aunque se suelta, es un gran premio mantener una lucha con el pez; de hecho, con el tiempo te acuerdas más de los que sueltas que de los que has pescado».
De alma conservacionista, indica dos posibles soluciones más para evitar la extinción del salmón en los ríos asturianos: «Antes de que empiece la temporada hay que hacer un recuento de los salmones que hay y establecer un cupo por río; además de dejar la cantidad suficiente al fin de la campaña que garantice el desove y haya un cambio generacional de la especie», detalla. Faez piensa que mantener el buen estado de los ríos y una cantidad deseable de salmones en los mismos es, además de riqueza medioambiental para Asturias, una fuente de riqueza económica. Después de pescar en ríos de España y del extranjero, Faez observó que el salmón es un recurso turístico inigualable: «Los ayuntamientos ribereños tienen que tener más peso en la gestión de los ríos porque es un recurso para toda la comarca», opina.
Tan fuerte es el sentimiento de los pescadores por los salmones que Faez describe con facilidad la sensación que produce la captura: «Se te pone el corazón en la caña a 200 por hora; el que pesca un salmón está toda la semana soñando con él», concluye.
Celestino Faez con su caña de pescar en el puente de Quinzanas, Pravia |
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