Después de que en la lonja del mercado de Pontevedra se subastaran el pasado lunes 211 kilos de centollas por valor de 1.406 euros -el kilo se pagó entre los tres y los doce euros-, los clientes de la plaza de abastos ya pueden adquirir ejemplares de este crustáceo.
"Siempre hay de todo, pero en general la calidad es buena", explica Margara, de Mariscos Soncha. Con un precio para el consumidor final que oscila entre los tres y los 18 euros, la pescantina reconoce que son muchos los que se acercan a preguntar, pero pocos los que compran. "La gente quiere, pero no puede", apunta.
Con respecto a la cantidad, Margara destaca que, al abrir la veda, este crustáceo abunda ya que "muchos pescadores las tienen acumuladas. Eso se nota en el caparazón, no se les ve tan fresco".
"El problema son los pescadores furtivos que luego las venden puerta por puerta", añade. En este sentido, este crustáceo se caracteriza por ser uno de los recursos más castigados de Galicia. Muestra de ello son las enormes cantidades de este ejemplar que los efectivos de Guardacostas y Policía Autonómica recuperan cada año días antes de comenzar la campaña.
Otra de las vendedoras, Esther González, reconoce que el inicio de esta campaña es similar a la de otros años en cuanto a la calidad y cantidad del producto.
En este sentido, González recomienda a sus clientes comprar ahora y congelar de cara a las fechas navideñas. "La centolla que alcanza ahora un precio de 15 euros el kilo, en el mes de diciembre se va a multiplicar por dos", asegura.
Sin embargo, muchas de las vendedoras coincidían en que iniciar la veda ahora es demasiado pronto y conllevará consecuencias negativas para todos. "En mi opinión, la campaña tendría que haber empezado dentro de 15 días", subrayaba María Luisa Dacosta, una queja compartida por otras muchas vendedoras. "Una centolla normal de hoy, si la dejas dos semanas más, alcanza una calidad extra. Con esta medida están perjudicando a las ventas del mes de noviembre, además, la gente piensa que se está llevando una maravilla", se lamenta.
Por otra parte, las capturas "sin tope" provocan que el valor de este crustáceo caiga, explica Dacosta. "Deberían hacer como con la almeja, cuando baja mucho su precio, paralizan sus capturas. Si no, es pan para hoy y hambre para mañana", concluye la pescantina.
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