Uno de los proyectos de investigación más ambiciosos
iniciado en las islas del Parque Nacional para profundizar en el conocimiento
de las colonias de cetáceos que transitan por las Rías Baixas "ni siquiera
pasó de la fase experimental". El lamento del biólogo Alfredo López,
portavoz de Cemma -la coordinadora encargada en Galicia del estudio de los
mamíferos marinos- resume el frustrante balance de la iniciativa que a través
de la instalación de una red de hidrófonos a la entrada de los tres estuarios
-Vigo, Pontevedra y Arousa- garantizaría un seguimiento puntual y detallado de
la importante población delfínida asentada en estas aguas representada,
principalmente, por el delfín mular y la marsopa común, especies identificadas
por los galicismos arroaz y toniña. La infraestructura técnica ni molestaba a
la navegación ni ahuyentaba a las especies de valor comercial, sin embargo,
funcionó apenas unas semanas por los constantes sabotajes.
La situación acabó por colmar la paciencia de los
investigadores, y también sus recursos. "Si ya no seguimos es más por un
problema de financiación", admite López. Cemma comenzó en 2003 los
primeros estudios de la acústica de cetáceos en Galicia. Dos años después, con
apoyo de la Fundación Barrié, desarrolló un trabajo con esta temática
específica titulado "Los sonidos del Mar" del que recabó abundantes
datos que emplearía posteriormente en el proyecto "Conservando el medio
marino. Amigos del Siglo XXI" , financiado por la Xunta, presentado en su
día como el "primer catálogo acústico del arroaz en Galicia". Pero es
a partir de 2009, con la publicación del libro "La acústica en el medio
marino y en los cetáceos" , complementada al año siguiente con el vídeo
"Los sonidos de los cetáceos", cuando el colectivo se intensificar
esta línea de investigación a través de hidrófonos suspendidos de boyas a la
entrada de las tres rías.
"Las grabaciones de estos aparatos suministra una
elevada cantidad de información que nos permite aumentar el conocimiento de
estas especies. Es una metodología de trabajo más científica y no tan limitada
como el avistamiento, que solo puedes hacerlo de día", argumenta el
biólogo.
Con esta motivación abordaron en 2012 las "pruebas
experimentales" de esta red hidrófona. En tres de las primeras boyas
fondeadas -en Cíes, Ons y Sálvora- acoplaron los dispositivos de grabación.
Pero ninguno funcionó mucho tiempo. Dos se desprendieron de los cabos, "no
se sabe si arrancados por algún aparejo, aunque en las zonas donde se
encontraban estaba prohibida la pesca; y en el tercero no pudimos
encontrarlo", recuerda López.
Con este tercer hidrófono no fue la acción de una red o un
temporal lo que provocó su desaparición sino un robo, como demuestra que las
cuerdas aparecieran cortadas. Lo mismo ocurrió en las siguientes boyas que los
biólogos repusieron. "Aunque esta vez, vacías. Las fondeamos así, las
boyas solas, sin más, para ver qué ocurría, pero también acabaron
desapareciendo", apunta el portavoz del proyecto.
En un último intento por salvar la investigación, Cemma se
reunió hace un mes con técnicos de Meteogalicia para analizar la posibilidad de
acoplar los hidrófonos a sus boyas oceanográficas, situadas también a la
entrada de las rías. Al final se descartó porque la ubicación de estos flotadores,
demasiados expuestos a mar abierto, acabarían por destrozar el dispositivo.
Fuente: Faro de Vigo
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