La Gran Barrera de Coral ya muestra signos del impacto del calentamiento de los océanos y su acidificación |
Muchas especies marinas pueden resultar perjudicadas o no lograrán sobrevivir si los niveles de dióxido de carbono (CO2) continúan aumentando, advierte un grupo de científicos.
Los investigadores sostienen que es poco probable que las políticas de protección y las prácticas de administración vigentes sean suficientes para salvarlas, y sugieren considerar métodos pasivos y no convencionales para conservar los ecosistemas marinos y permitir la supervivencia de diversas especies marinas.
Esta es la conclusión de un equipo liderado por Greg Rau, investigador de la Universidad de California, Santa Cruz, y científico visitante del laboratorio nacional Lawrence Livermore. En el grupo participan también Elizabeth McLeod de The Nature Conservancy de Hawaii, y Ove Hoegh-Guldberg, de la Universidad de Queensland en Australia.
El aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera afecta termal y químicamente el océano y sus ecosistemas, fenómeno que se conoce como calentamiento y acidificación de los océanos. Para mediados de este siglo, es probable que la temperatura del planeta aumente 2 °C y que los océanos experimenten un aumento de más del 60% en la acidez con relación a los niveles anteriores a la era industrial.
“Nuestra preocupación es que las acciones específicas para combatir esos impactos tal como se identifican en las declaraciones políticas actuales no sean adecuadas ni efectivas”, dicen los autores del estudio. “Se debe considerar más seriamente ahora una evaluación más amplia del compromiso marino y de las opciones para mitigar los efectos.”
Cuando se libera CO2 en la atmósfera, una fracción significativa es capturada por el océano en una forma que lo hace más ácido. Se demostró que esta acidificación es perjudicial para muchas especies de la vida marina, en especial para los corales y los mariscos.
Investigaciones anteriores demostraron que la acidificación oceánica puede provocar el deterioro de los componentes exoesquléticos, retardar el crecimiento y la reproducción, reducir la actividad y poner en peligro la supervivencia de la vida marina, incluyendo la de los arrecifes de coral.
Las políticas marinas actuales recomiendan tres acciones para abordar el calentamiento y la acidificación oceánica: estabilizar o reducir los niveles de CO2 atmosférico, aumentar el control para comprender y predecir mejor las respuestas físicas, químicas y biológicas del océano a los niveles elevados de CO2 y preservar la resistencia y adaptabilidad del ecosistema al reducir las amenazas ambientales que no se relacionan con el CO2.
Si bien Rau y sus colegas están de acuerdo con las políticas vigentes, concluyen que por sí solas no son suficientes.
“Nos preocupa que los métodos convencionales de administración del medioambiente marino no sean suficientes y que no se logren resultados en el plazo necesario para asegurar la preservación de los ecosistemas marinos actuales y sus servicios, ante las amenazas que representa el CO2”, dijo Rau.
Los investigadores sugieren que los responsables de las políticas evalúen todas las estrategias de administración marina posibles, incluidas las que no son convencionales, para determinar si alguna podría satisfacer la demanda de la Convención sobre Biodiversidad Biológica de 1992 para la prevención de la degradación ambiental con métodos económicos.
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