Cuidar de los paisajes fluviales que posee esta tierra no es tarea sencilla cuando los embalses, la contaminación o la destrucción de los bosques de las orillas del río hacen su aparición. Muchos de ellos sobreviven en lugares apartados de la mano del hombre pero aquellos que más sufren son los que conviven con los ciudadanos. Lavaderos, molinos, presas, puentes y demás recursos pasaron a formar parte de un patrimonio olvidado y, en la mayoría de las ocasiones, abandonado. Por ello, asociaciones de la comarca luchan para evitar que estos recursos se pierdan con el paso de los años.
La Asociación pola Defensa do Val do Liñares limpiando el río durante el proyecto
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La relación de las personas con el entorno fluvial fue cambiando en los últimos tiempos. Se pasó de explotar los recursos de manera insostenible a aprovechar su riqueza de manera beneficiosa para todos. Varias asociaciones de A Estrada y Forcarei contribuyen a que esto sea posible, centrándose en las cuencas de los ríos.
La Asociación para la Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega), en colaboración con el GDR-20, desarrolló entre los años 2011 y 2013 el proyecto "Custodia fluvial nas bacías do Ulla, Umia e Lérez". El objetivo de esta iniciativa era custodiar el territorio centrado en la conservación de los ríos, en sus riberas y en el patrimonio natural, etnográfico y cultural vinculado a ellos.
La Asociación para a defensa do Val do Liñares, la Asociación Cultural A Xesteira y la Asociación Cultural Rego de Godoi trabajaron en la cuenca del río Ulla con un proyecto para recuperar los molinos y caminos de este entorno fluvial. La primera de ellas colaboró con la recuperación de los márgenes del río Liñares eliminando una mancha de mimosa (Acacia dealbata) y regenerando el lugar con la plantación de árboles autóctonas como cerezos, abedules y fresnos.
Los miembros de la asociación mantuvieron contacto con los propietarios de los terrenos donde se encontraba esta especie exótica invasora y tras varias conversaciones llegaron a un acuerdo para eliminarlas y recuperar el bosque. Al finalizar las actividades colocaron un panel interpretativo donde se resume el trabajo de la asociación.
Por su parte, la Asociación Cultural A Xesteira presentó un proyecto de custodia fluvial para los márgenes del río Vea, concretamente en los lugares de Fontenlo, Vilacriste y Barco en las parroquias de Couso y Cora. El objetivo era la puesta en valor de una pequeña ruta por la ribera de este río, recuperando un antiguo camino empleado por los vecinos. En él se encuentran siete molinos en distinto estado de conservación.
La primera actuación por parte de la asociación consistió en una jornada de limpieza, de la cual se retiraron un total de 400 kilogramos de residuos. Además, se realizaron labores de retirada de vegetación a lo largo del camino antiguo para permitir el paso y colocar la señalización. Por último, se colocaron dos paneles informativos destacando los valores de la zona y los molinos.
La Asociación Cultural Rego de Godoi también trabajó en la recuperación de las cuencas fluviales. Los miembros de este colectivo recuperaron una pequeña ruta por el regato de Godoi, en la parroquia estradense de Vinseiro.
Varias asociaciones que pertenecen al Concello de Forcarei también colaboraron en la recuperación de sus ríos. La Sociedade de Caza e Pesca de Forcarei, la Comunidade de Montes Veciñais en Man Común de Presqueiras, la Asociación Cultural Pataqueiros de Millerada y la Asociación de Mozos e Mozas de Forcarei presentaron el proyecto Pesca Sostenible en la cuenca del Lérez.
Para ello, crearon un tramo de pesca sin muerte en la parte alta del río Lérez con la intención de sumarse a los pocos ríos gallegos protegidos por una práctica de pesca sostenible. Además, otros de los objetivos de su plan era la recuperación de las presas de los molinos que servirán como lugares de descanso para especies de pescado de la zona.
Dichas asociaciones enviaron una petición al comité provincial de pesca y se concertó una reunión con la Dirección Xeral de Conservación da Natureza. En el año 2012 se aprobó ese nuevo tramo de 4,9 kilómetros de longitud.
Los miembros de las asociaciones recuperaron dos canales de antiguos molinos y realizaron labores de limpieza y puesta en valor de un antiguo canal de regadío que se sitúa en el río Castro y posee una longitud de aproximadamente dos kilómetros.
El proyecto de custodia fluvial comenzó en el año 2011 con un programa de educación y voluntariado ambiental basado en la inspección de los ríos. Varias asociaciones, pertenecientes al GDR-20, participaron en las diferentes actividades que se desarrollaron alrededor de los cursos fluviales de las cuencas del Ulla, Umia y Lérez.
Este proyecto se desarrolló con un total de cuatro fases: diseño del material, creación de las redes de custodia fluvial, desarrollo de las acciones de custodia y divulgación de los valores naturales de las tres cuencas y de los proyectos.
Con esta iniciativa, Adega - en colaboración con el GDR-20- pretende contribuir al conocimiento de las principales problemáticas ambientales locales y globales ligadas a los cursos fluviales. Además, logró que una red de ciudadanos trabajasen de manera coordinada para mejorar los ríos Umia, Ulla y Lérez de manera desinteresada.
Con la intención de evitar cualquier impacto negativo, antes de la ejecución de cada proyecto se entregó y explicó mediante presentaciones "in situ", un protocolo de actuación para tener en cuenta tanto los criterios paisajísticos como los de identificación de la flora y fauna para su futura
Fuente: Faro de Vigo
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