La posibilidad de que la suciedad de los arroyos que atraviesan Monforte provocase inundaciones en los meses de invierno salió a relucir en el último pleno a raíz de una moción presentada por el PP. Se habló entonces de los riesgos que supone la acumulación de maleza en los regatos de As Malloadas, Zapardiel, Rioseco y Navarvallos, en este último caso a su paso por la parroquia de Ribas Altas. Nadie en la corporación se acordó entonces, sin embargo, del abandono en que se encuentra el Cabe a la altura de Vilanova, donde se acumulan todavía los troncos que arrastró la riada del pasado mes de enero.
Un mes después del pleno, cuando comienzan a asomarse a la costa gallega los temporales de lluvia, el cauce del Cabe permanece obstruido en varios puntos entre la finca del Sierra y la presa de Vilanova, a la altura del casco urbano y con las primeras casas a cien metros de distancia. Ese tramo se encuentra salpicado de troncos y grandes raíces de árboles arrastrados por la crecida de enero de este año, que se llevó por delante un tramo del paseo fluvial a la altura del Malecón.
La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que tuvo que acometer la reconstrucción de los tramos del paseo destruidos por la crecida, procedió a la retirada de los árboles que por el mismo motivo quedaron atravesados de lado a lado sobre el cauce del Cabe a la altura de Piñeira. El Ayuntamiento lo había pedido a través de un escrito en el que advertía además de otros episodios similares que se habían producido en otros puntos del río a su paso por el núcleo urbano.
«Todos os anos lle pedimos á Confederación Hidrográfica a limpeza dos regatos nos tramos urbanos e tamén do Cabe. A maiores se lle notifica calquera incidencia que se produza, como sucedeu no caso desa riada», señala el alcalde, Severino Rodríguez.
Los llamamientos municipales a la retirada de los troncos, ramas y raíces acumulados tras la crecida que se registró a comienzos de este año no parecen haber encontrado demasiado eco. Y no solo en el tramo del Cabe que discurre por Vilanova, donde el Ayuntamiento proyecta desde hace años una zona de baños. Aguas abajo del Parque dos Condes, a la altura del barrio de Carude, también son visibles todavía los efectos de la última avenida, en la que el caudal del Cabe llegó a alcanzar en algún momento los doscientos metros cúbicos por segundo, según los datos que dio a conocer en aquel momento la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.
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