En plena alerta por nieve, Isabella Lövin (Helsingborg, Suecia, 1963) no coge la bufanda para hacerse una foto en la Gran Vía madrileña. Madrid ha recibido a la europarlamentaria de Los Verdes con un tiempo típico de Estocolmo, su ciudad de residencia. “Ahí se ve un rayo de sol”, detecta en los 50 metros que separan la cafetería en la que se refugia hasta que abre el restaurante. Son las 13.30. Comemos en horario europeo.
Hace dos semanas que Lövin consiguió que el 80% de los eurodiputados secundaran su iniciativa para lograr que las políticas de pesca en el continente sean más sostenibles. “Europa tiene una gran responsabilidad (...), mi misión es que se considere legal solo el pescado capturado de forma sostenible”, explica.
El año pasado, recibió el premio a la eurodiputada más comprometida con la defensa de los intereses de los países en desarrollo. Su primera visita a España la ha hecho para amadrinar un premio similar, concedido por el Centro de Investigación y Estudios sobre Comercio y Desarrollo (Ciecode), y que ha ganado la diputada del grupo Izquierda Plural, Laia Ortiz.
“Hay muy poco debate en España sobre la sobreexplotación pesquera. Siempre se intenta que las políticas comunitarias no sean restrictivas para el país, para salvaguardar los empleos”, considera. Esta visión cortoplacista del sector está haciendo, en su opinión, que nuestro país no sea coherente con las políticas de desarrollo. “España no las cumple en los tratados con Marruecos y Mauritania. La política de pesca no se percibe como algo importante”, añade.
La conversación apenas le deja tiempo para probar el queso manchego. “¿Esto son peces pequeños?”, pregunta mientras revuelve un salteado donde solo hay setas. Lövin es prácticamente vegetariana, por eso pide arroz con verduras. “Como pollo y también pescado, si tengo garantías de que es sostenible”, matiza. Critica que los consumidores lo tengan tan difícil para saber de dónde vienen los peces: “El pescado tiene que estar monitorizado para que tengan esta información y es una tarea muy difícil”.
Antes de dedicarse a la política, Lövin trabajó 25 años como periodista. La investigación para un reportaje sobre la sobreexplotación pesquera la dejó marcada. “La pesca no es aburrida, no se trata solo de redes y barcos... Es sexi, es fascinante”, describe.
Su libro Mares silenciosos, publicado en 2007, puso al descubierto las deficiencias de la Política Pesquera Común de la Unión Europea. Le granjeó 14 premios en Suecia e hizo que su grupo, Los Verdes, le planteara el salto a la política en 2009. “Dudé mucho, porque no creía que podría cambiar las cosas, pero ahora veo que sí se puede. No vamos a perder esta oportunidad”.
Precisamente por ser novata, Lövin cree que tiene una visión más limpia del problema. “No me importa si soy reelegida porque esta no es mi profesión”, dice. Minutos después, cuando advierte que su avión saldrá muy pronto, y que no le queda tiempo para el café, reconoce que, en realidad, le gustaría seguir otro mandato. “Es el momento de cambiar las cosas (...) la única solución de futuro es ser sostenibles”, añade.
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