Acabamos de conocer una campaña puesta en marcha en Estados Unidos, cuya finalidad es evitar la confusión en el mercado, y garantizar el derecho que tienen los consumidores a estar informados sobre lo que adquieren, a esta campaña se adhieren aquellos comercios que están a favor de la transparencia informativa y respetan el derecho de los consumidores a decidir lo que compran. Dado que actualmente no se etiqueta ningún alimento modificado genéticamente, en el caso del salmón desarrollado por AquaBounty Technologies Inc, la alternativa es unirse al compromiso para no comercializar salmón transgénico.
Posiblemente la FDA (Food and Drug Administration) apruebe en breve la producción, distribución y comercialización del salmón transgénico, y por supuesto no será identificado como tal en los comercios, algo que veta el derecho a saber de los consumidores. De momento las diferentes iniciativas llevadas a cabo en Estados Unidos para modificar las leyes alimentarias no prosperan, por tanto, y hasta que se alcance el objetivo de que los alimentos modificados genéticamente sean etiquetados, en lo que respecta al salmón transgénico la alternativa es la campaña GE-Free Seafood, como hemos indicado se trata de un compromiso para que las pescaderías, centros de distribución, minoristas, restaurantes, etc., ofrezcan productos marinos producidos de forma sostenible, evitando comercializar salmones u otros alimentos marinos modificados genéticamente.
La campaña para el compromiso de no comercializar alimentos marinos transgénicos ha logrado de momento que casi una docena de los principales minoristas del país se hayan adherido a ella, cadenas de supermercados como Aldi, Trader Joe’s, Whole Foods, Marsh Supermarket o Bi.Rite Market entre otros, se comprometen a no comprar o vender salmón modificado genéticamente, de este modo los consumidores sabrán que en sus establecimientos podrán comprar salmón con la certeza de que se ha producido de forma sostenible y es tradicional. Se calcula que en todo el país ya se contabilizan unos 2.000 establecimientos que se han adherido a este compromiso, también 200 chefs y sus restaurantes, lamentablemente las grandes cadenas de distribución no quieren saber nada de esta campaña y ninguna de ellas se ha adscrito.
El salmón transgénico sería el primer alimento animal modificado genéticamente aprobado por la FDA, esta acción sentaría precedentes para nuevas aprobaciones, la razón es que actualmente se está trabajando en el desarrollo de al menos 35 especies de peces que se están modificando genéticamente, para que posean esas características valoradas para la producción y el mercado. La verdad es que no se puede decir que se solicite algo descabellado, ya no se habla de los posibles riesgos para la salud o el medio ambiente, simplemente se reivindica que los consumidores puedan saber y elegir según sus criterios y convicciones.
Parece evidente que estos derechos pueden perjudicar a la industria agroalimentaria, las encuestas realizadas en Estados Unidos determinan que el 91% de los consumidores no quieren alimentos transgénicos, aunque no dudamos de las encuestas, entonces ¿por qué la Proposición 37 del Estado de California no prosperó?, si tantos consumidores estaban en contra de estos alimentos, ¿por qué el 53’7% de los californianos votaron en contra de la Proposición 37? Se habla de la fuerza de la campaña en contra del etiquetado transgénico en California y de los argumentos que ha dado la industria agroalimentaria para frenar la proposición, como por ejemplo la subida del precio de los alimentos.
Lo cierto es que de salir adelante una legislación sobre el etiquetado a nivel nacional, se debería etiquetar aproximadamente el 80% de los alimentos que se comercializan en los supermercados, ya que los ingredientes modificados genéticamente se utilizan en la mayoría de alimentos procesados. Si compañías como Kellogg tuvieran que identificar sus famosos Corn Flakes con una etiqueta indicando la presencia de transgénicos, sería un gran varapalo para la marca y no sólo repercutiría a nivel nacional, también a nivel mundial.
Pero volviendo a la campaña GE-Free Seafood, curiosamente tras su presentación, en el Senado de Estados Unidos se ha aprobado una enmienda en favor de un etiquetado transgénico en el pescado. Esta acción representa una declaración de que el Senado apoya esta medida, por otro lado cabe destacar la respuesta del CEO de la empresa AquaBounty Technologies Inc, cree que a pesar de todos los inconvenientes y contratiempos, si el salmón transgénico se aprueba, su capacidad de negocio se mantendrá, existen muchos operadores dispuestos a trabajar en la producción y comercialización del salmón, según el CEO cuenta con avales importantes como la calidad y la seguridad del producto.
En las próximas semanas conoceremos más noticias al respecto, el salmón transgénico seguirá dando que hablar, su aprobación puede marcar un antes y un después facilitando el camino a otros alimentos animales que se modifican genéticamente. Podéis conocer más detalles de la campaña a través de la página Friends of the Earth.
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