lunes, 11 de marzo de 2013

La Papisa Juana ¿Existió realmente?





Fue el escritor religioso Juan de Meilly en el siglo XIII, el primero que recogió por escrito la historia de La Papisa, aunque era una historia bien conocida desde mucho tiempo antes.
No existe unanimidad en casi nada de esta historia: hay quien data el nacimiento de Juana alrededor del año 855 y hay quién la data en el 1011. Unos dicen que nació en Alemania de padres ingleses, otros que en Inglaterra de padres alemanes. Otros dicen que en algún punto de Europa del Este.
Aunque son muchas las versiones que de esta historia existen, expondremos una a continuación.




Prueba al papa Inocencio X. Ilustración de Lawrence Banka

La joven Juana se cría en un ambiente familiar excesivamente duro, incluso para la época, con un represivo y déspota cabeza de familia que para más inri, era sacerdote. Juana presencia desde muy niña, no solo la diferencia de trato "lógica" que su padre le dispensa por una lado a ella y por otro a sus dos hermanos varones, sino también las continuas palizas y vejaciones a las que sometía a su madre y que posteriormente pretende extender a ella. Quizás para huir de su triste realidad o quizás impulsada por su espíritu rebelde e inquieto, Juana comienza a sentirse atraída por los libros y escritos (casi todos religiosos) que su padre poseía.
Como no podía ser menos, su padre se horroriza ante el hecho de que una mujer muestre el más mínimo interés por aprender y por formarse, y sobre todo al descubrir atónito que su hija menor era muy superior en agudeza mental e inteligencia a sus dos hermanos varones.



Papisa Juana dando a luz en mitad de una procesión, "de Mulieribus" Bocaccio, 1539


Ante este panorama a Juana no le queda otro remedio que huir de su casa, y tras varias aventuras, que además le sirven para conocer al que sería su mentor y maestro, finalmente recala en el único sitio donde realmente podría das rienda suelta a su sed de conocimiento: un Monasterio.
Evidentemente Juana tiene que hacerse pasar por varón, lo que en principio no le iba a costar demasiado, ya que nuestra heroína carecía de la gracia y delicadeza que se le supone a toda mujer, sino que más bien era bajita y algo regordeta, aunque eso sí: poseía unos bellísimos ojos llenos de bondad y curiosidad por todo lo que la rodeaba.



La Papisa Juana dando a luz en plena procesión

Y así es como casi sin darse cuenta, Juana buscando conocimiento, hace una carrera dentro de la Iglesia.
En su vida monacal, es bautizada con el nombre de Iohannes Anglicus (Juan el Inglés), destacando sobre todo en sus funciones como copista. Además Juana tuvo la fortuna de viajar por toda la Cristiandad: Dicen que estuvo en Constantinopla y también en Atenas, donde cuentan que aprendió medicina con un famoso Rabino de la época. Finalmente terminó sus viajes en Roma, dónde gracias a su erudición y a su encanto personal, llegó a convertirse en la mano derecha del Pontífice León IV, ocupándose de los asuntos internacionales del Papa.


Anónimo del s. XVIII titulado "un regalo para la papisa"

Juana, bueno Iohannes, pronto se ganaría la fama de hombre bondadoso y sabio entre el pueblo de Roma, y dado el lugar privilegiado que ya ocupaba, no fue complicado que fuera elegida Papa a la muerte de León IV, convirtiéndose así en el Papa Juan VIII (o Benedicto III, según otras fuentes...).



Muerte de la papisa Juana. Wolfi Lect, Lavingae, 1600

Todo iba más o menos bien, hasta que Juana se reencuentra con el que fuera su mentor, el único que conocía su secreto (unos dicen que era embajador Sajón en Roma, y otros que formaba parte de su guardia personal). Sea como fuere, lo cierto es que Juana sucumbió a los pecados de la carne, y quedó embarazada.



Pintura que represenal a la Papisa Juana

Juana consiguió camuflar su estado gracia a los anchos ropajes, e incluso había hecho planes con su amante para huir lejos de todo y de todos e intentar convertirse en una familia normal, pero como si de un castigo divino se tratara, el parto le sobrevino inesperadamente en plena procesión papal en las calles de Roma y ante miles de fieles que no daban crédito a lo que estaban viendo.


Reproducción de la prueba testicular al Papa


No se sabe mucho más de la historia. Cuentan que la vida de Juana termina en ese mismo instante. Una versión dice que víctima de la cólera de la turba que se sintió engañada y ofendida porque una mujer que había mancillado la silla de Pedro; otras versiones dicen que como tantas miles de mujeres de aquel tiempo, murió víctima del parto.



La 'sedia stercoraria'

Dicen que en el lugar del suceso, en una calle cercana a San Juan de Letrán en Roma, existe una inscripción que reza " P.P.P.P.P.P." Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum (Pedro, Padre de los Padres, favoreció el parto de la Papisa) y por supuesto, esta es una vía que los papas de todos los tiempos desde entonces evitan a toda costa en cualquier procesión camino de Letrán (Catedral Romana).



Juana convertida en un Arcano Mayor del Tarot de Marsella

Cuentan también que "desde entonces cada nuevo Papa electo debía sentarse en la "sella stercoraria" un asiento (se dice que de pórfido) con un agujero en el centro y someterse a la verificación táctil por medio de un eclesiástico encargado de ese menester. El ritual, agrega la leyenda, culminaba cuando el inspector ad hoc exclamaba: Duos habet et bene pendentes (Tiene dos, y cuelgan bien) que establecía claramente la, al menos sexual, virilidad del Pontífice."

 

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